Sé que las letras de la música cristiana contemporánea pueden ser muy edificantes, pero ¿qué pasa con el estilo de la música en sí? El ritmo del rock parece apelar a la carne. ¿Este tipo de música acerca a la gente a Dios, especialmente a los jóvenes?
Si bien es cierto que el enemigo utilizará la música (o cualquier otra cosa) para introducir mentiras y distraer a los creyentes de la verdad, debemos tener cuidado al identificar cualquier fuente potencial de daño.
Las letras de las canciones se pueden evaluar objetivamente por su contenido. Podemos discernir si el mensaje que transmiten es edificante, saludable y consistente con las Escrituras, o si el mensaje es destructivo, insano y antibíblico. Por otro lado, el estilo musical es muy difícil (si no imposible) de juzgar moralmente. Diferentes culturas aprecian diferentes estilos de música y, sin embargo, todos los estilos pueden usarse de una manera potencialmente edificante y también potencialmente destructiva.
El canto se puede utilizar en gloriosos himnos a Cristo o en mantras paganos sin sentido. La música sinfónica puede convertirse en réquiems edificantes o en testimonios vacíos de la vanagloria del hombre. El rock y la música country pueden presentar el evangelio a las masas o alimentar la carne de los incrédulos.
Obviamente, una persona (incluso un cristiano) puede utilizar la música rock para alimentar la carne en lugar de edificar el espíritu, pero los amantes de las sinfonías o del jazz o incluso de los himnos tradicionales son capaces de hacer lo mismo. Muchos incrédulos han asistido a iglesias en siglos pasados simplemente por la oportunidad de escuchar hermosa música coral, que no es diferente a los adolescentes que hoy alimentan su carne con música rock en los servicios religiosos contemporáneos.
Al final, debemos evitar equiparar nuestras propias preferencias musicales con la santidad y al mismo tiempo adoptar una actitud crítica hacia las preferencias musicales de los demás. Todo estilo de música puede ser redimido para el Señor o abusado por la carne. No es la música lo que importa, sino la naturaleza de nuestros corazones.
Finalmente, si la experiencia de adoración o discipulado de un cristiano se limita a la teología obtenida de la música cristiana contemporánea, entonces ciertamente no es probable que el creyente crezca adecuadamente. La adoración musical no es capaz de llevarnos a una relación adecuada y duradera con Cristo, aunque puede complementar nuestro aprendizaje e inspirarnos a acercarnos más al Señor. Una relación sana depende del estudio bíblico profundo y regular, de la oración, del compañerismo, de la rendición de cuentas y de la adoración de manera significativa. La música cristiana contemporánea puede ser una parte útil de esta "fórmula", pero por sí sola hará poco para madurarnos.