Escuché a mi pastor decir que necesitamos "proyectar una visión", pero no sé qué significa eso. ¿Es bíblico que los pastores estén preocupados por llegar a una visión para el crecimiento de una iglesia en lugar de simplemente realizar la obra de evangelizar, discipular y equipar?
Una visión estratégica (o un plan para el futuro) no es en sí misma algo malo en ningún ámbito de la vida, incluido el servicio a Dios. Dios no se opone a los planes, como vemos con José, quien planeó minuciosamente para sobrevivir un período de hambruna en Egipto. Establecer metas y objetivos en el ministerio puede ser inmensamente útil para lograr tareas difíciles y desafiantes incluso cuando confiamos en el Espíritu y buscamos el consejo del Señor.
La pregunta es ¿adónde vamos para encontrar nuestra visión y metas en el ministerio? En el caso de José, el Señor estableció la visión cuando le dijo a José, a través de un sueño dado al Faraón, qué esperar y cómo responder. Luego José simplemente puso en práctica la visión de Dios mediante una cuidadosa planificación y ejecución, como lo registran las Escrituras.
De la misma manera, los hombres deben buscar la sabiduría y el consejo del Señor en Su palabra mediante el consejo de Su Espíritu. Luego, cuando el Señor revela Sus deseos a nuestro corazón, ponemos esa “visión” en acción para la gloria de Cristo. Desafortunadamente, muchas iglesias han reemplazado el apoyarse en el Señor y Su palabra de dirección por apoyarse en su propio entendimiento y deseos egoístas. En algunos casos, las iglesias modernas "proyectan" visiones de edificios y cuentas bancarias cada vez más grandes en lugar de visiones de dividirse para alcanzar al mundo para Cristo.
Como mencionó en su pregunta, el crecimiento es una preocupación primordial para muchas iglesias, mientras que las Escrituras enfatizan el crecimiento de LA Iglesia, no de un cuerpo eclesial específico. Estos objetivos pueden parecer similares, pero en realidad son muy diferentes y, por lo general, opuestos entre sí. Hacer crecer LA iglesia significa extender el Evangelio hacia afuera, enseñar a los discípulos a convertirse en hacedores de discípulos y enviarlos a comenzar el proceso en otro lugar. Este modelo no necesariamente hace crecer un solo cuerpo eclesiástico, ¡pero sí hace crecer LA Iglesia!
Sin embargo, les advertimos que no juzguen demasiado rápido al personal pastoral sobre esta cuestión. Dé tiempo para conocer sus corazones e intenciones. Muchos hombres en el ministerio pastoral han sido capacitados en seminarios para pensar que pastorear una iglesia es como construir un negocio y, desafortunadamente, es posible que hayan interiorizado esta premisa sin cuestionar su legitimidad bíblica. Muestre gracia a estos hombres e intente guiarlos hacia una visión más bíblica de cómo el Señor llama a Su Iglesia a crecer.
Finalmente, los siguientes recursos pueden resultarle útiles sobre este tema. Nuestro artículo sobre el fenómeno de las megaiglesias y nuestro estudio sobre Nehemías explican estos asuntos con más detalle.