Para aquellos seres queridos creyentes que han muerto y han ido al cielo, ¿saben lo que está sucediendo aquí en la tierra? ¿Nos cuidan o simplemente estan concentrados en adorar al Señor en Su presencia?
Desafortunadamente, contrariamente a la prueba de las Escrituras, muchas personas sugieren que los creyentes fallecidos cuidarán de sus familiares después de la muerte.
Si bien muchas personas afirman que nuestros parientes en el Cielo nos cuidan (nos mantienen a salvo), encontramos que la Biblia cuenta una historia diferente sobre lo que los creyentes están haciendo en el Cielo. Debido a que el Cielo se basa únicamente en Jesús y fijamos nuestros ojos en Él, debemos determinar que los Santos no están en el Cielo velando por la humanidad, ya que no vemos esto en las Escrituras en absoluto. Si las personas en el Cielo puedan ver o no a los familiares que dejaron, el propósito de la carrera que corremos no es para ningún ser humano, por lo tanto, nuestra meta nunca debe colocarse en la afirmación humana o los elogios humanos sino en fijar nuestros ojos en el Perfeccionador, Jesús. Cristo:
HEB. 12:1 Por tanto, teniendo también nosotros tan gran nube de testigos a nuestro alrededor, librémonos de todo obstáculo y del pecado que tan fácilmente nos enreda, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,
HEB. 12:2 mirando únicamente a Jesús, el iniciador y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
Estamos seguros de que después de la muerte los creyentes tendremos algún nivel de memoria de nuestra vida pasada. Este recuerdo que obtendremos será importante para apreciar la gracia de Dios extendida a nosotros en Cristo. Después de todo, ¿cómo podríamos celebrar al Señor por Su gracia y misericordia que nos ha mostrado si no podemos recordar por qué fuimos perdonados? Por otro lado, las escrituras también indican que los errores de nuestra vida terrenal no disminuirán nuestro gozo una vez que alcancemos los Nuevos Cielos y la Nueva Tierra. Por ejemplo, la Biblia dice:
RDO. 21:3 Y oí una gran voz desde el trono, que decía: He aquí el tabernáculo de Dios está entre los hombres, y él habitará entre ellos, y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos,
RDO. 21:4 y enjugará toda lágrima de sus ojos; y ya no habrá muerte; ya no habrá luto, ni llanto, ni dolor; las primeras cosas han pasado”.
Quizás recordemos las decepciones pasadas pero sin pena. Sin embargo, podemos decir que aunque los recuerdos persisten en el Cielo, la tristeza y el duelo no.
En algunas religiones, concretamente en el catolicismo, no conocen el estado de las almas de sus seres queridos cuando mueren, por eso afirman que las oraciones pueden ayudar a las almas del purgatorio a llegar más rápido al cielo. Esto se basa en una falsa comprensión del Evangelio (Buenas Nuevas), ya que no son buenas noticias en absoluto.