Respuesta Bíblica

¿Debe una mujer someterse siempre a su marido?

¿Es siempre correcto que una esposa se someta a su marido? ¿Y si someterse a él significa violar la ley de Dios? ¿No debería una mujer cuyo marido la maltrata a ella o a sus hijos oponerse a su comportamiento? ¿Debería someterse a su marido si eso significa participar en su comportamiento impío?

La Biblia enseña que el hombre es la cabeza de la mujer en términos de autoridad espiritual, como escribe Pablo:

1Co 11:3 Pero quiero que sepáis que la cabeza de todo hombre es Cristo, y la cabeza de la mujer es el hombre, y la cabeza de Cristo es Dios.


Por lo tanto, las Escrituras enseñan que la mujer está bajo la autoridad espiritual de su marido (o de su padre antes del matrimonio). La Biblia usa a Sara, la esposa de Abraham, como ejemplo para todas las mujeres de cómo una mujer puede mostrar piedad y sumisión a su marido incluso cuando él es imperfecto y propenso a cometer errores pecaminosos.

Pedro escribe:

1 Pedro 3:1 Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos, de modo que si algunos de ellos son desobedientes a la palabra, puedan ser ganados sin palabra alguna por la conducta de sus mujeres 2 al observar vuestra conducta casta y respetuosa. 3 Y que vuestro adorno no sea externo: peinados ostentosos, joyas de oro o vestidos lujosos, 4 sino que sea el yo interno, con el adorno incorruptible de un espíritu tierno y sereno, lo cual es precioso delante de Dios. 5 Porque así también se adornaban en otro tiempo las santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos. 6 Así obedeció Sara a Abraham, llamándolo señor, y vosotras habéis llegado a ser hijas de ella, si hacéis el bien y no estáis amedrentadas por ningún temor.


El punto principal de Pedro es que la mujer debe permanecer obediente a la autoridad de su esposo aun cuando él desobedezca la palabra del Señor. Ella lo hace con la esperanza de que su obediencia pueda convencer a su esposo para que acepte la verdad. En la historia de Abraham y Sara, aprendemos que a ella se le pidió (dos veces) que ocultara su verdadera identidad para apoyar los deseos de su esposo. En la primera ocasión, leemos:

Génesis 12:10  Y hubo hambre en la tierra; y Abram descendió a Egipto para pasar allí un tiempo, porque el hambre era severa en la tierra. 11 Y sucedió que cuando se acercaba a Egipto, dijo a Sarai su mujer: Mira, sé que eres una mujer de hermoso parecer; 12 y sucederá que cuando te vean los egipcios, dirán: «Esta es su mujer»; y me matarán, pero a ti te dejarán vivir. 13 Di, por favor, que eres mi hermana, para que me vaya bien por causa tuya, y para que yo viva gracias a ti.


El plan de Abraham era pecaminoso, pero Sara se sometió a su autoridad sin pecar jamás, pero tampoco se opuso a la petición de su marido. En cambio, confió en el Señor y esperó a que Él resolviera el problema en su nombre. Como señaló Pedro, Sara nunca pronunció una palabra (v. 1) y, por lo tanto, nunca participó en el pecado de Abraham, pero aun así, se sometió a la autoridad de Abraham de la mejor manera posible.

El ejemplo de Sara es un recordatorio para las mujeres de que Dios es capaz de rescatar a una mujer justa de las malas acciones de su marido. Por otra parte, la Biblia nunca exige que una mujer viva en un estado de "esclavitud" hacia su marido o tolere el abuso físico, ni exige que una mujer viole la palabra de Dios para apoyar a su marido (ni tampoco enseña el pastor Armstrong que se requieran tales cosas).

Por lo tanto, si el marido le pide a una mujer que haga algo malo, ella debe buscar la mejor manera posible de someterse a su autoridad sin participar en su pecado. Si el marido le exige a su esposa que cometa un pecado, ella tiene derecho a negarse a tal petición en la medida necesaria para evitar el pecado. Además, si una mujer es víctima de abuso físico, tiene derecho a buscar protección y alivio. De manera similar, si el marido abusa de los niños, la esposa tiene derecho a proteger al inocente.

Al final, las decisiones de la mujer deben estar guiadas primero por el amor a Dios, y luego por el amor a su esposo. Sin embargo, tener un esposo imperfecto nunca es motivo para que una esposa rechace su sumisión (como demostró Sara), pero una esposa puede negarse a obedecer cuando las peticiones de su esposo entran en conflicto con la palabra del Señor.