En Juan 15:6, dice que un cristiano que no dé fruto será cortado y arrojado al fuego. ¿Hay alguna manera de que vuelvan a ser útiles? Siento que nunca he sido bueno para dar frutos y, en cambio, he sido una carga para los recursos de mi iglesia. Pero quiero poder servir y pertenecer a una confraternidad.
En Juan 15 Jesús enseñó la parábola de la vid. Como presenta el pastor Armstrong en la Lección 15 de nuestro Estudio de Juan, la parábola explica la necesidad de dar fruto para Cristo; que si permanecemos en Cristo buscando Su voluntad y viviendo por Su gracia, podamos producir fruto espiritual.
En la parábola, Jesús dijo que aquellos que no producen fruto al principio son “levantados” para que puedan producir, como vides jóvenes atadas a una rama más fuerte y madura. ¿Quizás esto es lo que eres? ¿Por qué suponer que no puede fortalecerse, especialmente si tiene un corazón para servir y amar la palabra de Dios?
Incluso si eres uno de esos cristianos que Jesús dice que son cortados por falta de fruto, la parábola no sugiere que este sea un juicio para siempre. Es un uso metafórico de la idea de podar ramas, que se hace para estimular más frutos en el futuro. Mientras estés vivo, tienes el potencial de servir a Cristo y producir fruto.
Si estás estudiando la palabra de Dios y eres bendecido en ese estudio, entonces ya estás produciendo frutos y debes esperar hacer mucho más en el futuro. No es necesario insistir en los fracasos del pasado, como dice Pablo:
Fil. 3:13 Hermanos, todavía no creo haberlo alcanzado; pero una cosa hago: olvidar lo que queda atrás y extenderme hacia lo que está por delante,
Fil. 3:14 Prosigo hacia la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
No te centres en tus errores del pasado, que sólo se convierten en excusas para fracasar en el futuro. En cambio, concéntrate en servir a Cristo ahora en la gracia que Él te ha dado para reconocer tus errores y querer algo mejor. La parábola nunca sugiere que un creyente esté más allá de la oportunidad de dar fruto o servir a Cristo. Hasta que demos nuestro último suspiro, le estaremos sirviendo y todavía podemos glorificarle.
Finalmente, si aún no participa en una iglesia que enseña la Biblia, entonces está perdiendo su mejor oportunidad de servir. Le recomendamos encarecidamente que se una a una congregación que valore la palabra de Dios y luego se involucre. El cuerpo de la iglesia es el lugar que el Señor ha provisto para edificarnos en el servicio a los demás.