La única vez que se muestra a Jesús arrodillado en oración es en el huerto de Getsemaní. ¿Cuál es el significado de esta postura?
La postura de Jesús en oración es una indicación de su sumisión a la voluntad del Padre. Arrodillarse es una señal de sumisión a la autoridad. Los hombres se arrodillan para reconocer la autoridad de otro sobre nosotros. Por ejemplo:
Incluso el rey Salomón reconoció que era súbdito de una autoridad superior al arrodillarse:
1 Reyes 8:54 Y sucedió que cuando Salomón terminó de decir toda esta oración y súplica al Señor, se levantó de delante del altar del Señor, de estar de rodillas con sus manos extendidas hacia el cielo.
1 Reyes 8:55 Y se puso de pie y bendijo a toda la asamblea de Israel en alta voz, diciendo:
1 Reyes 8:56 Bendito sea el Señor, que ha dado reposo a su pueblo Israel, conforme a todo lo que prometió; ninguna palabra ha fallado de toda su buena promesa que hizo por medio de su siervo Moisés.
Todos los hombres están llamados a reconocer el gobierno del Señor en nuestras vidas arrodillándose ante Él en adoración:
Sal. 95:6 Venid, adoremos y postrémonos;
doblemos la rodilla ante el Señor nuestro Hacedor.
Así que Jesús se arrodilló en sumisión a la autoridad del Padre. Lucas describe a Jesús arrodillándose cuando pidió permiso al Padre para evitar la cruz. Considere las palabras de Jesús mientras oraba:
Lucas 22:39 Y saliendo, se encaminó, como de costumbre, hacia el monte de los Olivos; y los discípulos también le siguieron.
Lucas 22:40 Cuando llegó al lugar, les dijo: Orad para que no entréis en tentación.
Lucas 22:41 Y se apartó de ellos como a un tiro de piedra, y poniéndose de rodillas, oraba,
Lucas 22:42 diciendo: Padre, si es tu voluntad, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.
Nótese que la petición de Jesús al Padre fue que se le permitiera evitar la cruz, y Jesús oró en una postura de sumisión a la autoridad del Padre. Si bien es probable que Jesús también se arrodillara en otras ocasiones, este momento en particular fue crucial, ya que demostró tanto la magnitud del sufrimiento de Jesús como su disposición a someterse a la autoridad del Padre.
Jesús enseñó que debemos orar para que se haga la voluntad del Padre, y en este momento vemos evidencia de que Jesús también oraba de esa manera. Claramente, Jesús deseaba evitar el dolor de la cruz, pero se sometió a la voluntad del Padre, y su arrodillamiento demostró esa sumisión.