Cuando Caín y Abel ofrecen sacrificios en Génesis 4, no parece ser la primera vez que hacen una ofrenda. Parece que sabían lo que Dios esperaba de ellos. ¿Por qué no tenemos antecedentes en las Escrituras sobre lo que sucedió antes de este suceso?
Si bien no tenemos un panorama completo a partir de las Escrituras, sí tenemos suficiente información para ayudarnos a hacer algunas suposiciones lógicas. Si bien la ofrenda de Caín y Abel en Génesis 4 no aparece con una explicación explícita de por qué se hace la ofrenda, sí tenemos otros pasajes de las Escrituras que nos ayudan a entender.
En primer lugar, sabemos que esta no fue la primera ofrenda registrada en las Escrituras. La primera ofrenda se hizo en Génesis 3:21, cuando Dios hizo ropas de piel de animales para Adán y Eva para cubrir su desnudez. El uso de pieles de animales significa que se mataron animales, muy probablemente como sacrificio por el pecado en el Jardín. Esta ofrenda también prefiguró la ofrenda de Cristo, cuya justicia cubre nuestro pecado (Romanos 4:3-8). En ambos casos, se derramó sangre, porque el derramamiento de sangre es necesario para el perdón de los pecados (Hebreos 9:22).
El hecho de que Dios hiciera una ofrenda por el pecado de Adán y Eva, y que Abel y Caín estuvieran haciendo ofrendas que incluyen la muerte de al menos un animal, nos permite asumir que Dios había instruido a Adán y Eva a hacer tales ofrendas en el futuro, y ellos naturalmente transmitieron esa instrucción a sus hijos.
De hecho, tiene sentido suponer que Dios instruyó al hombre en cuanto a los sacrificios; de lo contrario, ¿cómo se podría decir que Dios estaba complacido o disgustado con las ofrendas de Abel y Caín? Si bien el corazón de la ofrenda es, en última instancia, lo más importante, sabemos por las Escrituras posteriores que la forma en que ofrecemos nuestras ofrendas también es importante para Dios.
Así pues, aunque es posible (e incluso probable) que ésta no sea la primera ofrenda humana realizada, éste fue el momento en el que Dios decidió confrontar la incredulidad de Caín. En nuestra enseñanza de Génesis, tanto Abel como Caín ofrecieron más de una cosa, por lo que Dios no se disgustó con la forma de la ofrenda de Caín sino con su corazón, es decir, con su falta de fe.
Como leemos en Hebreos 11:4-6:
Por la fe Abel ofreció a Dios un mejor sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó el testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y por la fe, estando muerto, todavía habla. 5Por la fe Enoc fue trasladado al cielo para que no viera muerte; y no fue hallado porque Dios lo trasladó; porque antes de ser trasladado recibió testimonio de haber agradado a Dios. 6Y sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que Él existe, y que es remunerador de los que le buscan.
Por eso, damos gracias a Dios por la única ofrenda que verdaderamente salva, Su Hijo, Jesucristo.